Sencillamente,
no he podido hallar -aún-,
en ningún otro rincón,
aquel brillo que desprendían tus ojos.
Los cuales flotaban inertes,
al compás de los remolinos,
que se entretejían entre las sabanas gastadas.
Sobrevolando sobre la periferia,
de nuestros cuerpos sudados,
empapados con el elixir de sabernos cercanos.
Siguiendo la melodía,
de mis dedos dibujando las rayitas del vinilo,
sobre aquel abdomen,
el que fuera mi -especial- aposento.
¿Como he de descansar si me atormenta la culpa?
no he podido hallar -aún-,
en ningún otro rincón,
aquel brillo que desprendían tus ojos.
Los cuales flotaban inertes,
al compás de los remolinos,
que se entretejían entre las sabanas gastadas.
Sobrevolando sobre la periferia,
de nuestros cuerpos sudados,
empapados con el elixir de sabernos cercanos.
Siguiendo la melodía,
de mis dedos dibujando las rayitas del vinilo,
sobre aquel abdomen,
el que fuera mi -especial- aposento.
¿Como he de descansar si me atormenta la culpa?
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